El gran elemento remate de la antigua nave del s. XIX del Flor de Mayo Hotel es la terraza donde se encuentra el bar y la piscina. Se trata de un espacio fabuloso delimitado por la gran jardinera que remata la fachada frontal cuyas flores caen románticamente sobre la piscina de color negro con destellos de brillos concha nácar. Durante las noches, es posible observar las formas de las constelaciones de la bóveda celeste en el estanque de agua. Daniel Silvo se encargó del diseño de esas constelaciones, siguiendo su discurso de crear efectos de conexión del cielo y la tierra.
El mobiliario es un cocktail entre diseño mexicano y sillería italiana realizada en metales en colores verde y blanco.
Detalles de franjas de color crean efectos reales e ilusiones de trampas al ojo entre luz y sombras.
texto: Natalia De La Rosa, cortesía Elías Arquitectura
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